Hace un par
de semanas, en el Cine arte, vi una película notable; “El mundo según Barney”
(Barney's Version o La versione di Barney) del director Richard J.
Lewis, quien hasta ese momento, salvo una película menor, dirigía series de
televisión como CSI Miami. Para más información técnica vean FilmAffinity
o Wikipedia.
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La película
tiene cuatro méritos que a mi parecer la hacen imprescindible. Deberían,
quizás, ver la película antes de leer esto, pero si calculan que en el corto
tiempo no la van a descargar y les da lo mismo el spoiler; be my guest.
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El primer
gran mérito que se rescata de este film, se da en que, en más de una ocasión,
la música que se oye es Leonard Cohen en sus mejores temas. Para quienes aún no
conocen a este insigne personaje de la música; Cohen, a mi parecer, simboliza
en su melodía una plañidera melancolía interior que podría representarse en la
imagen de un cuarto semi oscuro con una leve iluminación roja, paredes verde
musgo con líneas negras, un whisky sin hielo, un cigarro posando en una mano
cansada sobre una mesa que se hunde en su espesa neblina de nicotina y dos ojos
rojos perdidos en el tiempo… If you want a lover, I'll do anything you ask me to, and if you want
another kind of love, i'll wear a mask for you...
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Por muy
miserable que parezca dicha descripción, el poder representarla melódicamente,
nos guste o no, requiere de una maestría única y el poder armonizar ciertas
escenas de dicha película con el estilo único de Cohen constituye, según yo, un
primer gran mérito… Ya con esto vale la pena mirar el film.
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El Segundo
mérito dice relación con dos personajes de la filmación. De menor a mayor
importancia debería destacar la presencia de Paul Giamatti cuyo único film en
que lo había visto como protagonista fue en “American splendor” (buen film) y
vale concluir que le vienen bien los papeles de inmundicia humana. El
segundo grande, que tiene en realidad un papel segundario, es Dustin Hoffman
que para mí es siempre el héroe de todas las películas en que lo veo. No tiene
papeles humorísticos, pero según yo ¡tiene un humor insuperable! (quizás fui el
único en cine que se reía con gusto y a carcajadas con él [lo bueno es que
fuera de mi acompañante, que está habituada a esos arranques míos, habían tres
parejas de ancianos; quienes, asumo, no deben acordarse ni de la película a
estas alturas]).
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El tercer
mérito dice relación con su trama llena de simbolismo en donde nada, o muy
poco, fue dejado al azar. La cantidad de detalles que se aprecia entre la
historia y las formas de los personajes era exquisita, obliga a verla por
segunda, tercera y cuarta vez a fin de ir asociando todos los puntos.
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Y el cuarto mérito,
en estrecha relación con el punto anterior, fue la ilustración de una conducta
en la que, creo, uno suele incurrir con cierta frecuencia; me refiero a aquella
de hacerse daño inconsciente cuando se está inseguro, en un estado de temor, o
cuando el actuar propio no se apega a los valores éticos que yacen en su
intimidad, en fin, cuando existe un desfase entre el espíritu y el obrar. ¿Han
visto aquellas personas que se comen las uñas cuando están tensas, ansiosas,
preocupadas tristes? ¿Han visto a aquellas personas que se arrancan cueros de
los labios o manos en los mismos estados? ¿Han visto personas que comen sin
necesidad solo por estar preocupados, o fuman como condenados al hecho? Creo
que todas esas conductas exteriores de una Y otra forma simbolizan el flagelo
personal que nos irrogamos cuando no hacemos lo que queremos hacer, y, aun más,
cuando nos inventamos la mejor de las excusas para ¡no hacerlo! (es raro, pero
uno sufre, quizás secretamente, cuando la excusa para no hacer algo bien, o que
se quiere, es demasiado buena… piénselo).
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Ahora bien,
ese cariz externo que les comento (comerse partes del cuerpo o mutilarse en
pequeñas dosis [porque eso es]) constituye una de las tantas formas de
castigarse, en especial, si tomamos en consideración que la conducta
autodestructiva (y de auto retribución por faltas personales) puede tomar un
sinnúmero de direcciones, por ejemplo: ¿Se ha visto alguna vez tomando una
decisión real, pero realmente estúpida y que, por lo demás, no quiere para sí, pero
la toma sólo porque siente miedo o rabia por un hecho? En este segundo ámbito se
radican varias de las decisiones y situaciones que se ven en la película ¡con geniales
ilustraciones!
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Creo que el
film, fuera de entretener a más no poder, da pie para verse y comprenderse en
el mundo, para entender que el stress, que el agobio y que los problemas son penas
y/o castigos que nosotros mismos, sin ayuda de nadie, nos imponemos ¿Por qué? ¿Quién
elige el castigo? ¿Quién los ejecuta?
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Creo que uno siempre tiene dos opciones: dejarse
sufrir y esperar a que la tormenta pase (cumplir la pena); o aprender a
bailar bajo la lluvia…