lunes, 18 de noviembre de 2019

Dicen que los penalistas no sabemos mucho de amor

Trafiqué mis besos en cada espacio de tu piel
Me apropié furtivamente de tus labios
Y luego, por sorpresa, tomé cada parte de tu cuerpo cuan señor y dueño del mismo
Tus gemidos y respiración eran mi seña de autorización
Aquí no hubo engaños
Esto no fue un error
Sólo disposición sin perjuicios
Llenos de ánimos lascivos
Te accedí en cada espacio de tu morada
Y si bien trataste de buscar amor en mis besos
Y si bien trataste de escalar y fracturar la puerta de mi corazón
Finalmente sentiste que era un lugar no habitado.
Dicen que los penalistas no sabemos mucho de amor.
Pero si nos descubren, diré que la droga es mía.