Ortega y Gasset solía atribuirle a
Cervantes la frase de “el camino es siempre mejor que la posada”; y esta foto
en cuestión representa un poco ello. No es mi idea caer en la literalidad de la
expresión con la misma, mas lo que estuvo detrás de esa foto (a parte de mis
ojos apreciando su belleza) sí permite entender que entre las dos únicas
certezas que tenemos en la vida, esto es que nacemos y morimos, depende de
nosotros entender, transformar y disfrutar este interludio que hay entre nacer
y morir, y que llamamos vida.
Cada acto, por insignificante que
parezca, constituye en sí un camino o proceso que lleva a un resultado o que
nos dirige a una dirección. Cada acto puede ser un interludio, a veces incluso
más trascendente que su final.
Y ese acto, o gesto vital, puede
ser o un gesto de dominio, o un gesto de servidumbre. Ortega lo explicaba incluso
con más astucia cuando decía que el gesto servil lo es porque el ser no gravita
sobre sí mismo, no está seguro de su propio valer y en todo instante vive
comparándose con otros. Necesita de ellos en una u otra forma; necesita de su
aprobación para tranquilizarle, cuando no de su benevolencia y su perdón. Por
eso el gesto lleva siempre una referencia al prójimo. Servir es llenar nuestra
vida de actos que tienen valor sólo porque otro ser los aprueba o aprovecha.
Tienen sentido mirados desde la vida de este otro ser, no desde la vida
nuestra. Y esta es, en principio, la servidumbre: vivir desde otro, no 'desde
sí mismo.
Por
otra parte, el estilo de dominio no implica una ganancia per se del
objetivo pretendido, o un resultado aplaudible; sino que es el resultado de
ejercerse en el momento, en el trayecto, en el acto. Se conforma así mismo, y
no requiere más de sí. Es aprender a vivir, cada acto y proceso, desde sí
mismo; y la nueva forma de existencia que el destino le propone -servidumbre-
le es inconcebible, le sabe a negación del vivir mismo; por lo tanto, es la
muerte.
Esta foto la tomé en la carretera,
camino a una reunión, pero el camino ya era un acto en sí, que no se
desconcentra con el objetivo o la conciencia del deber. La disfruté.