Foto tomada el 30 de julio a las 8:00 hrs. en Andrés Bello con La Concepción (Proidencia)
Aquí va una de las imágenes que más conmueve mis horas tempranas en La Concepción; la presencia más constante, segura e inmediata en mi jornada laboral; y que adorna mi día junto con la ciudad, el mercado de esta nueva Providencia, y la casa.
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Así se inicia, para este ciudadano de cuatro días, lo que podría ser una versión del mundo ordinario, prosaico y rutinario; lleno de actividades, ocupaciones y preocupaciones calculables, medibles, sustentables y financiables; y en el que nada, a primera vista, pareciera ser extraordinario.
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Y, sin embargo, no sé si pudiese llamar "emoción" a la tregua con este apuro que a veces siento; pero sí hablaré del hecho de detener, y ver detenido por un instante, este ánimo frenético que marca el tono y estilo imperante en los días de mi milenio convulsionado en una incurable epilepsia de ideas y palabras ajenas.
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O quizás solo deba hacer mención a la adrenalina que implica colocarme detrás de esta foto y frente a esta imagen, cubierto en blanco, negro, gris y corbata; y, en medio de la contingencia, tratar de entorpecer el tránsito; o intentar al menos conmover, con algo de ingenio, este impetuoso apuro que suele atenderme a la entrada de la ciudad
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