Hace un par de días me encontré
con una publicación sobre la actividad de Don Manuel de este miércoles
5 de septiembre, en un blog dedicado al jurista. Traté de escribir una reflexión en la parte de los comentarios de dicho espacio, pero por alguna razón,
que no entendí bien, no se pudo. En fin, con el objeto de dejar esta reflexión fuera (y no solo en mi fuero),
escribo en mi blog.
En razón de lo anterior, la siguiente reflexión debe leerse en referencia al blog que aquí cito: http://manuel-de-rivacoba.blogspot.com/
En razón de lo anterior, la siguiente reflexión debe leerse en referencia al blog que aquí cito: http://manuel-de-rivacoba.blogspot.com/
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Primero que todo agradecer este espacio (el del blog dedicado a don Manuel)
en donde se puede recordar y acceder a las ideas de Don Manuel y de quienes lo
conocieron de cerca. En lo personal no tuve ese privilegio, mas,
afortunadamente tuve la buena ventura de encontrarme con quienes han sido sus
discípulos y amigos más fieles; José Luis Guzmán Dalbora, Freddy González (mi padre), Daniela Marzi y
Silvio Cuneo, quienes se han preocupado, desde que los conocí de mantener viva
la memoria del profesor en la Escuela.
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Quizás sea prudente aprovechar
este maravilloso espacio (el internet) para agradecer al profesor José Luis
Guzmán Dalbora y a la profesora Daniela Marzi Muñoz que ante la solicitud del
profesor Silvio Cuneo desde Italia, de hacer alguna actividad para revender la primera
reimpresión del libro Violencia y Justicia, decidieron hacer algo más grande y
recordar a don Manuel desde el testimonio de sus discípulos, y desde la
exposición de grandes académicos (amigos muy queridos por Don Manuel, según se
hace referencia; cual es el caso de Eugenio Zaffaroni y Jaime Náquira).
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Sin embargo, el agradecimiento a
José Luis Guzmán, Daniela Marzi y Silvio Cuneo no solo se queda en esta
actividad particular, sino también en todo el trabajo que durante estos años
han realizado para mantener viva la figura y pensamiento del fallecido
profesor; quienes no conocimos a don Manuel en carne y voz, sí lo conocimos a
través del estudio de sus textos que el profesor Guzmán siempre entrega y
alienta a leer a sus alumnos y amigos más cercanos; no es raro, por lo mismo,
que para la ceremonia de este miércoles asistan todos quienes fueron alumnos de
Guzmán y que llegaron a la mente de Don Manuel a través de la rigurosidad e
incondicional cariño de su mejor discípulo; sin mencionar las innumerables
anécdotas que suelen llegar de la voz del maestro y que llenan, en nuestros
ojos, a don Manuel de esa exquisita humanidad que le declaran.
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Lo mismo debe decirse de Silvio
Cuneo y Daniela Marzi quienes en los últimos años se preocuparon de difundir,
tal como se pretende ahora, la obra de don Manuel a través del libro “Violencia
y Justicia” entre los estudiantes de Derecho. Bien recuerdo la preocupación de
Silvio Cuneo a la hora de pedirme a mí y a Juan Pablo Castillo que promoviéramos
la venta de la obra; lo cual siempre terminaba con saldos a favor, por cuanto
no pasaba del medio día y ya habíamos vendido, a precio de costo, más de 100
ejemplares a curiosos estudiantes de la U. de Valparaíso, y de otras
Universidades.
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Así también la preocupación de
Daniela Marzi y José Luis Guzmán de hacer esta actividad más grande de lo
pensado, no solo para cumplir con el objetivo de vender la primera reimpresión
del Violencia y Justicia (que lleva 3 años ya en las manos de los estudiantes
de la Escuela), sino para dejar un testimonio de su vida e historia, y
presentar el cuadro de don Manuel que se tiene desde hace un par de años
preparado para regalar a la Biblioteca de la Escuela.
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Si no fueran por estas personas, siempre
ajenos a la comodidad de sus sillas y ligereza del pensamiento, que atesoran en todas sus actividades aquel
persistente ánimo de difundir las ideas y obras de don Manuel, en toda
instancia y a cada momento, sin pedir nada a cambio más que la satisfacción de
regalar esas maravillosas formas de ver y entender el mundo, don Manuel sería
otra anécdota más de la historia de Errázuriz 2120.
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Reitero las gracias al
administrador del blog de don Manuel, por el espacio dedicado a Don Manuel, y
generar este acceso de opinión.
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Y me gustaría agregar una
reflexión muy linda (sólo porque sí) que leí en un discurso de Silvio Cuneo
(publicado en este mismo espacio) que fue sacado del libro Fellini por Fellini de Federico Fellini en su capítulo sobre la censura; palabras, que sospecho, llegaron a la mente de Silvio por don
Manuel: “la censura es una manera de reconocer la propia debilidad e
insuficiencia intelectual.
La censura siempre es un instrumento político, de ningún modo es un instrumento intelectual. Instrumento intelectual es la crítica, que presupone el conocimiento de lo que se juzga y rechaza.
Criticar no es destruir sino poner un objeto en su justo sitio en el proceso de los objetos. Censurar es destruir, o al menos oponerse al proceso de lo real”.
La censura siempre es un instrumento político, de ningún modo es un instrumento intelectual. Instrumento intelectual es la crítica, que presupone el conocimiento de lo que se juzga y rechaza.
Criticar no es destruir sino poner un objeto en su justo sitio en el proceso de los objetos. Censurar es destruir, o al menos oponerse al proceso de lo real”.
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Felipe González Hernández
Ayudante-alumno del Departamento
de Derecho penal (U. de Valparaíso).
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