Fui a buscar un escrito en el civil de Valparaíso hoy (para no ir el lunes). Dejo de estudiar a las 12 y parto, con el ánimo más atlético (corriendo apurado), a los tribunales del puerto para llegar a las 12:35 (cerrado) con todos los acontecimientos que Murphy pudiera haber previsto (menos los perros) y que no relataré para proteger mi honra.
Con
un poco de lata en el cuerpo, pero con ánimo festivo (y para no perder
el viaje), me fui caminando a una actividad del Museo cielo abierto,
para sacar un poco de fotos por los cerros y escuchar música (LA canción
del día en realidad).
Y, al llegar, me encuentro con lo mejor de Chile; gente bailando cueca en las calles, empanadas gratis, buena música, una señora de 70 años cantando y aplaudiendo el himno de Wanderers, el infaltable borrachito con un yeso en el brazo, chambriándose en unas escaleras bajo el sol, y el arte porteño de siempre... en fin; en 45 minutos, cuan buen comensal, me serví empanadas, tomé juguito, saqué fotos, disfruté la música, el paisaje, la gente y me devolví a las 14:00 hrs. a la estación Bellavista, que hoy, como nunca, estaba así de bella.
Y, al llegar, me encuentro con lo mejor de Chile; gente bailando cueca en las calles, empanadas gratis, buena música, una señora de 70 años cantando y aplaudiendo el himno de Wanderers, el infaltable borrachito con un yeso en el brazo, chambriándose en unas escaleras bajo el sol, y el arte porteño de siempre... en fin; en 45 minutos, cuan buen comensal, me serví empanadas, tomé juguito, saqué fotos, disfruté la música, el paisaje, la gente y me devolví a las 14:00 hrs. a la estación Bellavista, que hoy, como nunca, estaba así de bella.
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