"Ningún inventor moderno, por inteligente que fuera, podría, sentado en su laboratorio, inventar nada mejor que lo que una milenaria experiencia había enseñado a los esquimales para usar en sus propias regiones"
Peter Freuchen
(“La expedición de la <<Kon Tiki>>” de Thor Heyerdahl)
Desde
el punto de vista histórico; Kon-tiki podría catalogarse como una de las expediciones
humanas más grandes y complejas de la historia del siglo XX, llevada a cabo con
los instrumentos más rudimentarios que la américa precolombina podía proveerle
al hombre.
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Desde
un punto de vista científico; fue la lucha de un hombre (Thor Heyerdahl) por
demostrar que era posible pensar que los pobladores de la polinesia podrían
provenir de pueblos precolombinos; acaloradísima discusión de la época en dónde
la ciencia se encontraba detenida y dejaba amplios márgenes para que la
imaginación, mezclada con experiencias legendarias, guiaran el camino.
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Desde
el punto de vista literario; el libro “La expedición de la <<Kon
Tiki>>” de Thor Heyerdahl da cuenta de un viaje que resulta ser una
delicia para cualquier mente aventurera que se anime a protagonizar la emoción
de este gran episodio planetario; dicha obra no es más que una reconstrucción
del relato histórico de un sueño y aventura, pintado con matices épicos; una
locura llevada al extremo y que puede resumirse en la voz de Heyerdahl, sobre
su balsa, diciendo: “A veces nos encontramos en situaciones raras, sin saber cómo.
Nos metemos en ellas paso a paso y del modo más natural, hasta que de súbito,
cuando estamos ya enzarzados, el corazón nos da un vuelco y nos preguntamos
cómo diablos pudo ocurrir aquello (…) ¿Cómo hemos venido a parar aquí? (…) Si
volvía los ojos (…) el amplio mar azul se extendía sin obstáculos, con el
silbido de sus olas que pasaban rodando al alcance de la mano, en eterna
persecución de un horizonte siempre en retirada…”.
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Desde
el espíritu más puro de la aventura; Kon-Tiki podría explicarse con el
siguiente telegrama que Heyerdahl envía desde New York a su amigo Torstein en
Noruega: “Voy a cruzar el Pacífico en una balsa de madera para comprobar la
teoría de que las islas del Pacífico fueron pobladas desde el Perú. ¿Quieres
venir? No os garantizo más que un viaje gratuito de ida y vuelta al Perú y a
las islas del Pacífico y amplia oportunidad de ejercitar vuestras habilidades
técnicas durante el viaje. Contestad inmediatamente.” Al día siguiente Heyerdahl recibió el
siguiente comunicado: “Voy. Torstein”.
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Y,
por último, desde el punto de vista cinematográfico; esta maravilla fílmica,
que postula al óscar 2013 como mejor película de habla no inglesa (tal como en
1950 lo hizo, y ganó, el documental que dio cuenta de esta travesía), resume la
idea de “simplicidad” como filosofía de vida, como método para el conocimiento
y como forma de crecimiento. Se trata de un film que no busca más que recapitular
un hecho complejísimo (de la historia, de la ciencia, del espíritu de la aventura
y de la literatura), en algo tan sencillo como “pensar y ejecutar”, sin
filosofar antes de hacerlo. .
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Dos
horas llenas de emoción, basadas en el libro y documental del expedicionista
noruego, y que pueden, a su vez, explicarse en dos fórmulas de vida propuestas
por éste: a) “el progreso no es más que la habilidad del hombre de complicar lo
simple”; y, b) “¿Fronteras? Nunca he visto una. Pero he oído que existen en la
mente de algunas personas”.
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