martes, 20 de septiembre de 2011

Las 5 mejores canciones cantadas en una película


No hay ejercicio más sano que el de disponerse a recordar. Después de ver por cuarta vez “Alta fidelidad” me propuse hacer esta lista. En principio la enumeración apareció acotada, sin embargo, en la búsqueda de los temas, y, sobre todo después de escucharlos; los recuerdos afloraron como si hubieran acontecido ayer. Ahí me di cuenta de lo importante que es el cine en mi vida, pues creo haber vivido en cada una de estas escenas un momento lleno de delicias.

Esta lista constituye mis cinco mejores canciones cantadas en una película ordenadas cronológicamente según el momento en que las vi.


  1. “Pilate and Christ” y “Trial before Pilate” de Tim Rice & Andrew Lloyd Weber en “Jesus Christ Superstar” (1973). Vista en 1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002, 2003. Les presento dos de las mejores escenas de esta obra maestra. Ambas escenas interpretadas y robadas por la maestría de Barry Dennen quien con esa voz y talento teatral insuperable te introduce en la exquisita tensión de aquel delirante proceso punitivo. En el segundo vídeo, después de los 39 latigazos el diálogo deviene en pura genialidad (así como con la overtura interpretada por Carl Anderson [Judas]). Hasta el año 2003 tenía que ver esta película obligatoriamente dos veces por año. La armonía que se consigue entre ambas épocas, y las interpretaciones de todo el elenco, la hacen imprescindible en la vida.

    Si bien la película no marca un recuerdo del momento mismo en que la vi, lo hizo con mucha gracias en la posteridad. Durante mi estadía en Noruega tuve la suerte de forjar una de las más hermosas amistades con Edith Timm, estudiante de intercambio de Alemania, quien atesoraba una voz angelical capaz de magnetizar todos los espacios que la rodeaban. Cada vez que cantaba el silencio se hacía absoluto; bocas semiabiertas, ojos semibrillosos, y estupefacción. Decir que cantaba bonito era casi una ofensa para todo lo que transmitía con su voz.

    Todos los días, en algún momento de la jornada, nos encontrábamos y el saludo partía con la primera parte de la escena de Piltaos y Cristo: “Pilatos: Who is this broken man, cluttering up my hallway? Who is this unfortunate? Soldado: Someone Christ, King of the Jews. Pilatos: Oh, so this is Jesus Christ, I am really quite surprised. You look so small, Not a king at all.  We all know that you are news, But are you king? King of the Jews? Your words, not mine. What do you mean by that?  That is not an answer”. Llegábamos hasta ahí y después parábamos el ridículo.

    La amistad con Edith fue perfecta, llena de simbolismos que, ya a cierto punto, sólo nosotros entendíamos. No viene al caso, pero vale la pena recordar un magno gesto que tuvo conmigo: El 10 de marzo del 2002 (día de mi cumpleaños) viajaba con mi curso de Noruega a Alemania y Polonia en gira de estudios. La hora de la partida era a las cinco de la mañana, y ella estaba ahí para despedirme con un regalo; una cajetilla de Lucky Strike corriente decorada con cartones de colores y en donde cada cigarro tenía un dibujo y una leyenda distinta atingente al lugar en donde podría estar o al pensamiento que podría estar guardando en mi mente.


                                                                      
 

  1. Let´s get it on de Marvin Gaye en “Alta fidelidad” de Stephen Frears (2000). Vista en Cine Mark en su estreno con mi padre; en aquel periodo en que la vista al cine en pantalla grande se repetía dos veces por semanas (una vez a la semana solo en el cine Arte y la otra, durante el fin de semana, acompañado por mi padre de quien aprendí, entretantas cosas, a perder los prejuicios por Hollywood).

    La canción la ejecuta el irreverente Jack Black y se enmarca en uno de los mejores momentos de la película, cuando las conclusiones ya están sacadas, los conceptos se comprenden (al estilo de J. P. Sartre) y solo queda amar bajo el innegable talento de estos protagonistas.

    A partir de ese film pude comenzar a apreciar la genialidad de John Cusack y valorar su presencia en lo mejor del cine (“La delgada línea roja”, “balas sobre Brodway”, “Quieres ser John Malkovich”, y “el jurado” entre otras tantas maravillas que ha interpretado). Esta película marcó una de las mejores hora y media del año 2000. 
     
     
  1. Tiny Dancer de Elton John en “Casi famosos” de Cameron Crowe (2000). Vista con Rossana Muñoz el año 2001 en los antiguos ciclos de cine arte que organizaba el Palacio Rioja. Una película llena de sueños y esperanzas en el inicio de la vida, de la carrera; ese momento en que sientes el mundo en tus manos y que nada es imposible. Con una trama exquisita, y envuelta en el exquisito manto del sexo, las drogas y el Rock and Roll de los años 70. Escucharla simplemente te eleva.

    Dicho momento fílmico venía aderezado con dos cosas muy bellas que atesoro: la primera, con la compañía de esta gran amiga de adolescencia, de quien mucho aprendí y mucho compartí. En segundo lugar de una lección que me sigue acompañando en los días: No siempre son necesarias las palabras para decir cosas lindas, lo cual, creo haber aprendido en la mejor de las formas.

  1. Beautiful Boy de John Lennon en “Mr. Holland's Opus” de Stephen Herek (1995). Vista en Noruega el año 2002 a un mes de partir, con todas las emociones a flor de piel (como todo AFS en su mejor año, viviendo cinco años de la vida en 11 meses).

    La película relata (la voy a contar porque si no la vieron es poco probable que la encuentren) la vida de un profesor de música que ama su trabajo y está a punto de ser padre. La felicidad inunda su mundo con la esperanza de poder compartir aquello que más ama con aquel a quien más amará, pero su hijo nace siendo sordo y con ello mueren todas sus esperanzas, y comienza a renegarlo pasivamente, producto de ese dolor.

    Sin embargo, el giro de la película se marca en el momento que su hijo ,en edad adolescente, lo ve llegar a casa ofuscado por la muerte de Lennon, y le pregunta que le pasa, a lo que le responde que murió Lennon, un gran músico, pero que él no entendería y lo deja hablando solo. En ese momento el hijo se arrebata y lo increpa en el mejor de los diálogos que se dan en esa película, “Cómo puedes creer que la muerte de John Lennon no significa nada para mí. Crees que soy estúpido? Sé quien es John Lennon. Debes creer que soy estúpido si no crees que no sé quien es John Lennon o los Beatles, o la música. Crees que no me importa lo que haces y amas?” Desde ahí la vida del maestro cambia y se interioriza en el lenguaje de señas, y busca una forma de transmitir lo más hermoso de su ser (la música) a la gente sorda, y organiza el concierto que aparece en esta escena dedicándole esta canción a su hijo.

    Uno de los regalos más hermosos que alguien podría hacer por otra persona, y probablemente una de las canciones más hermosas que un padre podría cantarle a su hijo (junto con Father and son de Cat Stevens, Vos sabés de Vicentico, Duerme negrito de Atahualpa Yupanqui y Acalanto de Chico Buarque). La intensidad del momento y ese gesto lleno de afecto entregado en una de las formas más perfectas del amor (la música) conmueve hasta los tuétanos.
     


5.   “Hey Jude” de The Beatles adaptada por Elliot Goldenthal para la película   
        “Across the universe” de Julie Taymor (2007). Canción de último momento.

Cosas que pasan cuando se pone atención en el camino. Louis Pasteur decía: “El azar solo favorece a los espíritus preparados”.

Hace un par de días había culminado esta lista con las cinco mejores canciones interpretadas dentro de la trama de una película vista. El trabajo no fue difícil, los recuerdos estaban en la piel y en el pensamiento —Esa exquisita sensación de oír algo y transportarte 1, 3, 5, 13 años y ver el mundo en esos ojos; en el Felipito de 1, 3, 5 y 13 años atrás; reflotando con todas las emociones, sueños, ideas y formas que lo constituyen—. Los cinco temas fueron ordenados de modo tal que al recordar cada canción tuve que acudir al año en que vi la película, el momento en que la vi, con quién la vi y a razón de qué la sentí tan importante (y en particular la escena musical que ésta evocaba). El ejercicio se manejó en velocidad crucero, los recuerdos llegaban a mi mente como si hubiesen transcurrido ayer y la escritura simulaba a quien quiera que fuese que le estuviere contando la historia.

Sin embargo, lo que sí se tornó muy difícil fue, una vez terminada la primera lista, tratar de entender que pasó entre el año 2002 y 2011. —El último tema que enumeré, en ese orden, fue Beautiful Boy de John Lennon en “Mr. Holland's Opus”. Vista en Noruega el año 2002—. No es que hayan faltado películas en mi vida durante ese periodo, y la primera respuesta fue que simplemente vi en ellas otras cosas que me fueron marcando; escenas, frases, formas, imágenes, etc., pero no música.

Después de haber terminado la lista, quedó ese punto pendiente. La tomé y la comenté con varios cercanos y la composición resultó ser aun más gratificante; en primer lugar, porque logró ser un buen tema de conversación, y, en segundo lugar, porque entendí que los recuerdos, que son tan propios como uno, pueden compartirse pero no entregarse —así como las palabras y los gritos, que "eran cosa que, en rigor, pueden venderse pero no comprarse, aunque parezca absurdo" (ahora comprendo la frase de Cortázar) —.
  
En fin, cosas que pasan cuando se comparte y se pone atención. Le mandé la lista a una amiga quien coincidió en algunos de los temas consignados; y aprovechó de mandarme uno de su lista personal (“all you need is love” de la película mencionada más arriba) vi la escena, me entusiasmé, y bajé la película para encontrarme con la canción del 2011.

21 de julio del año 2011. Me golpeaba la cabeza contra el mismo muro que acompaña estas palabras ahora. Después de escuchar un comentario de Carlos, quien salió del dormitorio para decirme dos cosas (de las que ya repetíamos constantemente), le propuse una lectura sobre el comentario, que en definitiva resultó ser una lectura sobre los míos (puede sonar confuso esto, pero el secreto profesional protege la conversación). En aquel momento entendí lo que este tema, sentido en incontables ocasiones, musicalizó ahora y que, en buenas cuentas, resume el momento en que comprendí (de nuevo, Sartreanamente) aquello que me levantó y ha hecho de este periodo la maravilla que siento, olfateo, toco, y pienso ahora.



En fin, este tema destronó “I say a little pray” de Aretha Franklin en “La boda de mi mejor amigo” de P.J. Hogan (1997). Sí bitches!, y es que en cualquier película en donde esté Aretha Franklin involucrada con su música no se puede sino disfrutar

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