viernes, 23 de septiembre de 2011

Las sombras al mediodía y La sabiduría de los chistes


Estas obras conocieron el mundo en los años 1995 y 1997 respectivamente, en la pluma del multifacético Alejandro Jodorowsky.

Para quienes no lo conocen, se trata de un psicólogo, psicoanalista, maestro Zen, director de cine (de notables películas como el Topo, Santa Sangre, La montaña sagrada, etc.), actor, mimo (discípulo de Marcel Marceau), escritor (cuentos, novelas, manuales, poesía, narrador de los mejores cómics que he leído, etc.),  tarotista, creador del movimiento pánico y de la psicomagia, y gran amigo de Enrique Lihn, con quien desarrolló la teoría de los actos poéticos. 


Uno podría sentarse una tarde entera a relatar sus obras y los significados que en cada una revela; y de seguro el resultado será el hallazgo de más significados y formas. Sin embargo me detendré en dos puntos que deseo compartir:

  1. Dos fábulas contenidas en “Las sombras al mediodía”.
  2. Una notable reflexión en la sabiduría de los chistes.
1a. Al observar el título de la primera obra mencionada se entiende a qué, o mejor dicho quién, apunta el libro. ¿Sabe dónde se ubica la sombra del mediodía? Este es el primer cuento con el que inicia la obra; y el que, en definitiva, orienta a todos los demás.

PRÓLOGO
“Un mercader, antes de morir, hace esculpir su cuerpo en bronce y deja dicho en su testamento: “Encontrarán un tesoro enterrado donde cae la sombra de mi estatua”. Durante todo el año y a todas horas sus hijos cavan la tierra. Pero la sombra indica siempre puntos distintos a medida que el sol recorre el cielo. La búsqueda es infructuosa hasta que un día, exactamente a las doce, un servidor astuto abre a martillazos el pedestal y encuentra el tesoro…”

Lo llamativo de todas las fábulas y cuentos que se relatan en el libro, es que las conclusiones no solo se desprenden del desenlace de cada historia, sino que en cada parte del proceso.

1b. LAS MIL CARAS DEL HOMBRE INVISIBLE: 
“El hombre invisible se fabricaba máscaras. Las teñía de todas las expresiones: amor, celos, orgullo, duda, dolor. Antes de salir a la calle las ensayaba frente al espejo. Con la máscara de poder se sentía capaz de dirigir multitudes, con la máscara de seducción pondría a las mujeres a sus pies… queriendo aparentar el mayor número de matices acumuló novecientas noventa y nueve caretas. Para el número mil decidió moldearse una de risa loca. La boca, mostrando enormes dientes, le llegaba de un lóbulo al otro. Cuando la tuvo terminada salió a pasearse con ella puesta. La gente, contagiada por esa grotesca expresión, se puso a reír a carcajadas. Cuando de tanto escándalo volvió a su casa y quiso quitársela: no pudo. ¡Se le había pegado a la piel! Tiró de ella, la rasguñó, le dio tajos, martillazos, inútil. Rabió, aulló, amenazó, lloró, imploró, inútil. La falsa risa ocultó su desesperación. Desfallecido de hambre salió a pedir ayuda. Los ciudadanos, sin darse cuenta de que sus gestos eran de angustia, volvieron a carcajearse. Regresó tristemente aceptando morir en estado de inanición con esa cara de alegría. Al cesar de esforzarse en retirar la mueca se puso a pensar por que le había sucedido aquello, de pronto comprendió. Con energía renovada destrozó las novecientas noventa y nueve caras anteriores. Cuando no quedó una sola entera, la carátula risueña se le desprendió de la piel como un pez muerto. El hombre invisible, desde entonces, aceptó vivir sin cara”.

Uno de los cuentos más notables de Jodorowsky, el cual fue interpretado en más de una ocasión, como parte de su rutina, por el maestro mimo Marcel Marceau (conocido en el mundo como el maestro del silencio) un innovador en el arte del mimodrama. Esta es una parte del cuento interpretado:

La genialidad de Jodorowsky se suele mezclar con la genialidad del mundo, de ahí sus amistades y contactos con personajes como Enrique Lihn y Marcel Marceau. 

Respecto de las implicancias del cuento: me siento incapacitado de escribir sobre eso en este momento, pues la razón de ser de estas palabras se motivan por la segunda parte de la composición que quiero compartir. Tomen esto, en consecuencia, como un “preludio incidental”.


2. Del segundo libro en cuestión debe adelantarse (para el futuro lector motivado) que se trata de una muy bien elaborada compilación de chistes, los cuales vienen acompañados de reflexiones o análisis de las formas más puras del hacer humano. El chiste seleccionado para el día de hoy no es del libro, sino de la televisión chilena, sin perjuicio de que la reflexión que la acompaña, apunta a lo mismo.

Monólogo de Mauricio Medina (el indio)  en un programa de TVN.

“¿Has visto flaco lo inconsciente y egoísta que se ha vuelto la gente hoy en día? El otro día me subí a la micro, me senté en la tercera fila, y a las dos cuadras se llenó. Llegando al tercer paradero se sube una señora, gorda con cinco bolsas en cada mano, una guagua en un brazo y otro niño tomado de la otra mano. ¿Me creerás que nadie le quiso dar su asiento? Yo no aguanté la situación y tuve que mirar pal lado a mi ventana”. 

Jodorowsky toma un chiste parecido y entrega la siguiente reflexión:
“Juzgamos el mundo proyectando sobre éste lo que somos nosotros mismos.

La próxima vez que pelees con alguien, registra en un pequeño magnetófono todos los insultos que te diga el otro. Dichos insultos definirán a quien te los lanza porque, durante el combate, tú te conviertes en su espejo, en tanto que el otro se convierte en el tuyo.

Si no te fijas en su belleza es porque no conoces la tuya; si sólo adviertes sus defectos es porque no ves otra cosa que los tuyos.

(…) Cuando constatamos que el mundo es egoísta, es porque nosotros mismos los somos. Cuando vemos la maldad por todas partes es porque nosotros somos malvados, o más bien, porque nos hallamos en un estado de maldad. Tenemos miedo de nuestra propia maldad.

Un día me di cuenta de que la realidad revelaba al inconsciente y que obraba exactamente como éste. Dicho de otro modo, veo la realidad en función de mi inconciente”.

¿Alguna persona le desagrada sin motivo aparente? ¿Encuentra algún defecto en sus más cercanos que le incomoda especialmente? Generalmente somos nosotros mismos viéndonos con nuestros propios ojos, desde nuestros propios miedos, desde la propia experiencia.

El castigo que le propine a esa persona, probablemente sería el castigo que se impondría a uno mismo. Si bien el razonamiento de Jodorowsky es descriptivo, creo importante tener presente que uno siempre puede cambiar un número en la ecuación y abrazar (por mucha incomodidad que sienta en un principio) aquello que odia o le desagrada.

Comenzar a aceptarse en sus formas es el primer paso para superar aquello que desea cambiar y mejorar. Ámese y no se tenga miedo (diría que no le tenga miedo al mundo,pero a estas alturas ya sabemos que es solo miedo a nosotros mismos), es la mejor fórmula para disfrutar el paso por esta esfera planetaria que tiene demasiada belleza al alcance de cualquier mano (partiendo por la de uno mismo).

Desde el minuto 6:00 al minuto 6:20 de esta escena. Creo que ilustra mejor estas palabras.

Luego haga su propia introspección.

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