Creo que si, por un lado,
consideramos que un hombre se define por su historia, y esa historia se
construye a través de su memoria, la cual, a su vez, se sacia de recuerdos para
erigirse; podríamos decir, por otro, que la
fotografía es una de las artes más diligentes a la hora de contribuir a este
proceso (el memorial).
.
Siento
que lo anterior sobresale cuando pretendemos embellecerlo en los detalles;
soportándolo y conteniéndolo silenciosamente en una foto.
.
En la
fotografía no solo me implico personalmente, sino que todo el linaje humano
entra en este juego; el de pretender llenar el silencio, que porta cada
imagen/recuerdo, con los mejores pensamientos. . Me han dicho, en muchas formas, que al engalanar el
registro, mejora el recuerdo, se ennoblece la memoria, se engrandece la
historia y se nos permite cultivar un hombre más alto, más complejo y
bellamente definido…
.
Pienso
que esta foto; la idea; el contexto; y el ánimo de hacerla con mi primo Simón
resume bien la respuesta a la pregunta “¿Cómo estás?”, mi resumen (anual)
sería: Mejor que nunca; sin miedo, sin prisa...
La presente imagen, antes de estar en este registro, estuvo en mi cabeza durante un año (entre el 2001 y 2002). Hace dos semanas, paseando por los cerros, me encontré con la exposición más perfecta de lo que hace ya 10 años tenía guardado en mientes. .
Se trata de mi representación mental de Valparaíso durante mi año en Noruega; lo que implica, para mí, la expresión misma de la espontaneidad del puerto y sus habitantes; esa maravillosa sensación, que sólo he sentido en Chile, de levantarme en la mañana y no saber dónde iba a terminar, con quiénes y haciendo qué; pues cada día en Valparaíso es esa posibilidad de aventura. .
Junto con la imagen, acompañaba Astor Piazzola (Libertango) y los aportes de Yann Tiersen que ambientaban, en mis momentos nórdicos, ese frenesí con el que recorría mil veces aquellos pasajes estrechos. .
Si hubo algo que extrañé bastante en mi monótona vida escandinava, fue esa maravillosa espontaneidad del puerto; que en mis ojos y oídos lleva estas formas, luces y melodías.
Wall Street 2; Never Let Me Go;Drive; y Shame.
Cuatro títulos que en los últimos dos años
han definido una estrella. Desde la ternura y potencia de sus ojos, hasta la
infinita y seductora nostalgia que implica su voz en cualquier oído. Carey
Mullingan irrumpe en el foro de las interpretaciones femeninas más conmovedoras
que he visto. .
Una de las notas más remarcables de sus últimas tres películas es la
intensidad de los personajes que interpreta o mejor dicho: la intensidad que
cada personaje vive en ella; la violencia que cada palabra experimenta en su
suave voz, el arrebato interno que provoca cada secuencia que es objeto de sus
ojos, y la tensión de cada forma en sus torpes e (im) perfectos gestos. .
Mulligan muestra en cada escena a personajes que sin decir nada, lo
dicen todo; y cuando dice o hace algo, la explosión interna que provoca solo
puede mitigarse con una lágrima (como en la escena que a continuación les
comparto). Llama la atención ver como la representación de una figura tan
frágil es capaz de contener tanto. Empatizar con ella, tensa hasta los
tuétanos. .
Junto con
Ryan Gosling (con quien, de paso, protagoniza Drive) han sido las mejores revelaciones que he
visto en estos últimos dos años. . .
Traducción
libre del tema que verán más abajo .
"Comiencen
a difundir la noticia; hoy me marcho... ... quería ser parte de ella... ..., y
despertar en una ciudad que nunca duerma; descubrir que soy el rey de las
colinas, la cabeza de la lista, lo más alto del montón... ... .
Estos
zapatos de vagabundo desean apartarse de ella, cruzando justo a través de su
corazón... ... Si pudiera llegar ahí, podría llegar a cualquier lado; depende
de ti... .... .
Quiero
despertar en una ciudad que no duerma y descubrir que soy el rey de los valles,
el primero de la lista, la crema de la cosecha en lo más alto del montón... ... .
Estas
pequeñas penas de pueblo, se derriten ya a lo lejos. Hoy forjaré un nuevo
inicio en ella... ... Y si puedo lograrlo ahí, lo lograré en cualquier lado,
depende de ti..." .
He aquí
algo que no deja de asombrar; escuchar cientos de veces un tema y descubrir que
éste se puede vivir y entender de nuevo, con nuevas formas, melodías y voces, y
convertirse en algo completamente distinto a lo que en un principio era.
1. Human target (año
2010); dirigida por Jonathan E. Steinberg; protagonizada por Mark Valley.
Aquí se muestra una mecanica que me fascina. En cada capítulo de esta serie, llega un
sujeto que se encuentra en supuesto peligro que ignora cuándo y cómo aparecerá; por lo que se genera un tremendo temor en orden a imaginarse en las
peores situaciones (miedo puro y duro en definitiva; ese que nos inventamos y
[des]controlamos solo nosotros).
En dicho escenario, que se repite capítulo a capítulo (pero con
distintos personajes secundarios, historias y lugares), quien protagoniza la
serie opta por exponer siempre a sus protegidos al peligro a fin de salvarlos.
La idea me parece sumamente interesante; le tememos a algo, pero no sabemos
qué, ni cómo, y el héroe de esta saga, en vez de correr u
ocultarnos para proteger, nos expone a las situaciones, poniendo el máximo
de atención (durante ese breve episodio) en las circunstancias, con el objeto
de identificar qué, quién, cuándo y cómo; y así detenerlo o eliminarlo.
Me parece impecable la idea de dedicarle una o dos horas intensas a un
problema, enfrentarlo con el máximo de atención y superarlo pueto que, a
diferencia de la serie, nunca es la vida la que se pone en juego; aunque, como
en la serie, creamos que sí. Prefiero eso a un mes, año o una vida escondido
sin saber bien de qué y a la larga por qué.
Una frase de Jodorowsky resume bien, para variar, esta idea: "¿Hacia dònde debo caminar? // Camina hacia tus miedos y
descubre en ellos lo que no deseas desear".
2. MacGyver (1985-1992). Dirigida
por Alan Smithee; protagonizada por Richard Dean Anderson.
Esta idea la tomé de Maturana y me encantó; es parecida a la anterior,
solo que le agrega el factor de que lo desconocido no tiene por qué frenarnos;
los seres humanos en nuestras formas encerramos más conocimientos de los que
creemos y el hecho de no pensar que existe una forma o tipo de persona para una
a tarea o problema cambia bastante el panorama vital.
MacGyver en cada episodio aparece junto a un especialista en algún tema
que determina la trama que se proyecta. En la mayoría de éstos se muestran dos
personalidades; una que piensa y sufre el problema (el especialista) y que, en
consecuencia, se frena ante los inminentes resultados de sus problemáticas
proyecciones; y otro (MacGyver) que busca soluciones y que, en consecuencia, se
apresta a ejecutarlas sin pensar más de la cuenta. El resultado es magnífico al
ver a un ingeniero eléctrico y a MacGyver tratando de salir de un ascensor, o
al experto en bombas y nuestro protagonista frente al dispositivo explosivo;
mientras uno ve una muerte inminente y la sufre antes de morir (en eso consiste
la pena de muerte; no en la muerte en sí [pues no sabemos que hay detrás de
ella] sino en el miedo a morir) y el otro ve cuál de los dos cables hay que cortar
para pasar de un 100% de probabilidad de morir a un 50%. Y de nuevo las
decisiones de vida nunca matan, salvo las suicidas.
Esta serie, según creo y vi, caló profundo en la familia tradicional Noruega; al punto que un hombre tapado por una avalancha de nieve (muerte casi segura) se salvó gracias a un capítulo de MacGyver en donde el protagonista quedaba en una situación parecida (true story!).
3. Chapulín (1973-1979).
Sigue la misma lógica que en las series
anteriores; pero tiene como única diferencia que éste es el héroe más real que
pueda verse en televisión. Un tipo con miedos, sin súper poderes, con aciertos
y desaciertos, con ganas de correr y no enfrentar y que se encuentra con el
momento en que debe enfrentar la situación o correr de ella; y Chespirito
(“Shakespeare” latino americanizado), incluso cerrando los ojos de miedo,
enfrenta el mundo. He ahí su verdadera astucia.
4. Ángel (1999-2004); continuación de la serie Buffy; protagonizada por
David Boreanaz.
Una persona que sintió hacer mucho daño en su vida, se arremete
a la tarea de reivindicar el dolor causado (a sí mismo) salvando personas
distintas, que en realidad son él mismo.
Es el ejemplo de redención.
Podría, en realidad, haber hecho cualquier cosa para redimirse y no
hubiera importado, pues lo importante es que teniendo tres opciones (negar su
pasado y vivir de nuevo el presente; hundirse en la pena y odio personal y
quedarse en ese pasado sin poder resolverlo, [pues “El ayer es ayer, nos
pertenece sólo en el recuerdo: A la rosa que ya se deshojó, no se le puede
sacar otro pétalo”] o utilizar ese pasado y construir su presente/futuro (lo
último no es más [ni menos] que lo primero).
Me resulta sumamente atractiva e inteligente esa última opción; no
podemos pretender que somos quien no hemos sido y crearnos como algo 100%
distinto, ni pretender que porque somos lo que somos, (que en realidad debería
ser fuimos) nunca podremos/debemos cambiar (el "yo soy (y en consecuencia,
seré) así"), sino que la opción es entender qué fuimos, que aún somos y
qué podemos ser y esforzarnos en persistir en ello.
Dos reflexiones de Ortega y Gasset (de las muchas que se pueden extraer
de la “Rebelión de las masas”) se aplican a este escrito:
“Con el pasado no se lucha cuerpo a cuerpo. El porvenir
lo vence porque se lo traga”
“El pasado tiene razón, la suya. Si no se le da esa
que tiene, volverá a reclamarla y, de paso, a imponer la que no tiene”.
5. Hana no Ko Run Run (o
Ángel, la niña de las flores; suena como menos objeto de bulling en japonés).
Cuando
encuentras lo que buscas, te das cuenta de que eso que hallaste (y que pensabas
lejos, ajeno, extraño) es el resultado de una construcción personal que te
permite apreciar el mundo que buscabas, y que siempre estuvo ahí; en algo tan
tuyo como el patio de tu casa.
El final de esa serie dice mucho, en cuanto a dos ideas interesantes:
1. Como diría Ryan Reynolds en la película "Change-Up" "a
veces las cosas no resultan como uno las planea, sino que mejor".
2. Y cuando los procesos son per se, los mejores resultados; "Siempre
el camino es más lindo que la posada" (Cervantes)